Annie Leibovitz, foto ©RTVE |
A fotógrafa Annie Leibovitz ven de recibir o Premio Principe de Asturias 2013 de Comunicación e Humanidades. Esta é a opinión do fotógrafo e pensador Mariano Zuzunaga sobre esta concesión, unha opinión que dende logo comparto.
PREMIO DESIERTO
Decir que la fotografía logra captar un instante irrepetible es de una obviedad tal que si a alguien se le otorgase un premio por decirla se avergonzaría si tuviese que aceptarlo. Esta obviedad la dijo Annie Leibovitz no antes sino después de recibir el Premio Príncipe de Asturias.
Merecedora del premio luego de haberse pasado décadas retratando el rostro del poder que gobierna un mundo degradado y hortera, una vez premiada no se le ocurrió otra cosa qué decir. No es fácil convertir en obvio lo que no es obvio. La aproximación más infantil no es la de decir que uno no cree en los premios. No. La más infantil tampoco es creer en ellos. Más pueril todavía es fomentar la puerilidad al otorgarlos. Naturalmente siempre habrá quien crea necesitar apoyarse en ellos pero justamente no se encuentra entre quien pueda merecerlo e incluso aceptarlo y recibirlo, sino en quien lo otorga. Alargar demasiado la infancia llega a tener por lo visto algunos inconvenientes. A las criaturas se les agradece con obviedades lo que a su vez agradecen con obviedades. Ya en su momento Annie Leibovitz lo dejó bien sentado al decir que quien aparecía en sus fotos debía de saber que era un privilegio aparecer en ellas. Esto que no era ninguna obviedad cuando lo dijo, ha logrado retroactivamente convertirse en obvio después del premio. En un mundo degradado y hortera, obviamente terminan por suceder cosas obvias sin dejar por ello de ser evidentes. Los Premios Principe de Asturias nunca serán una obviedad aunque obviamente se haga entrega de ellos en Oviedo. A nadie le extraña que hayan premios. Algunos se otorgan para quedar así como desiertos.
(Mariano Zuzunaga, The Photographer's Company)